Martinho Dias was born in 1968 in Sto. Tirso. He currently lives in Trofa, where he has a studio.
He has a master's degree in Fine Arts – Painting, from the Faculty of Fine Arts of Porto.
It is not possible to remain indifferent to Martinho Dias' painting. He captures your gaze, if nothing else because of the unusual break of formal environments he offers us. The dissonant element [...] introduces a caricatural and political dimension that arouses an interpretive gaze. And those who see must reflect, even if art, as Freud intended, may be incomprehensible and enigmatic. Martinho Dias asks us for the effort of reason to give in to the delight of the eye.
And it is not difficult. Through the tension that the faces convey, through the vigorous and markedly gestural smudge, through the light and the contrast of colours and through the irony, certainly, sometimes caricatural and satirical.
To remain indifferent to Martinho Dias' painting is to remain in disquiet and ambiguity. And we men, using the scalpel of explanatory reason, tend towards what is comfortable and right. The question is whether we get there.
António Tavares (Writer)
Pintura Escrita por Kepa Junkera
160 x 140 cm
Acrílico s/ tela
2005
Pintura Escrita por KEPA JUNKERA
Imagínate, una cadena montañosa a modo de sierra, que sube y baja por todos sus picos, encima de la cadena montañosa el sol, el sol que formaría la cabeza del individuo, la cadena montañosa tiene una figura parecida a lo que serian los pliegues del fuelle de la trikitixa (acordeón diatónico vasco), y a cada lado de la cadena montañosa, en forma de manos que tocan el acordeón, podríamos pintar a la luna a un lado en cuarto creciente y a una estrella en el otro lado. Esta luna y esta estrella (manos imaginarias) saldrían del cuello que seria la unión entre sol, luna y estrella. Desde la cadena montañosa saldría un camino que vaya abajo y hacia el lado izquierdo, de tal forma que ese camino terminara en un planeta, el camino asemejaría el muslo y la pierna del individuo imaginario, mientras que el planeta seria el pie. Por otro lado de la misma cadena montañosa saldría un río que recorrería el perfil de lo que seria la segunda pierna que nos llevaría a otro planeta.
Kepa Junkera
Espanha, novembro, 2003